Son muchos los estudios y metaanálisis que vinculan el ejercicio y la actividad física a una mejora de la calidad de vida de las personas con párkinson. Su realización periódica podría ayudar a enlentecer la progresión de la enfermedad, mejorando:
- Los síntomas motores: movilidad, equilibrio, rigidez, flexibilidad…
- Y no motores como la depresión, la ansiedad, los problemas cognitivos, el estreñimiento, los trastornos del sueño y la fatiga.
Los últimos estudios señalan mayores beneficios en entrenamientos de alta intensidad, dependiendo de las características de cada paciente. Nuestros fisioterapeutas aconsejan adaptar el entrenamiento a los gustos de cada persona realizando “ejercicios aeróbicos, ya que ayudan a mantener las conexiones del cerebro y protegerlo de las enfermedades neurodegenerativas. Debemos empezar de manera progresiva y con algún tipo de ejercicio que nos motive y que está adaptado a la condición física de cada persona, y siempre
supervisado por un profesional”. Es por ello que desde la asociación se ofrece, tanto en el centro como a domicilio, una fisioterapia deportiva especializada en la enfermedad, en la que se combina el ejercicio aeróbico con ejercicios de fuerza, equilibrio y coordinación para tener un estado óptimo frente a la enfermedad de Parkinson.