Andere Zalbaidea, psicóloga de la Asociación Parkinson Madrid
Los familiares desempeñan un papel fundamental en el cuidado de las personas con enfermedad de Parkinson o parkinsonismos: son ellos quienes acompañan durante el proceso de la enfermedad, tratan de motivar a la persona afectada en la superación de los retos diarios que se le presentan y la apoyan en el establecimiento de nuevas rutinas de salud. Se trata de una tarea gratificante a la vez que desafiante y, en ocasiones, estresante. Por ello, la estimulación y el fomento de algunos rasgos personales del carácter puede ser fundamental en el impulso de emociones positivas durante el cuidado. Siendo una persona cuidadora, ¿cómo los puedo potenciar? Esta son algunas recomendaciones para un afrontamiento positivo:
- Practicar la capacidad de perdonar. Cuando se produce un conflicto con la persona a la que cuidamos, podemos tomar la decisión de aceptar nuestras propias limitaciones y comprender las de nuestro ser querido por motivo de la enfermedad. Nos ayudará a liberarnos de hechos y emociones dañinas, a volcarnos en el presente.
- Fomentar la amabilidad hacia dentro y hacia fuera puede ayudarnos a sentirnos mejor. Cuando creemos en la bondad intrínseca de las personas, disminuye tanto la sensación sentirnos atacados por el otro como de exigirnos en exceso a nosotros mismos (más allá de nuestros límites).
- Cultivar la gratitud y la espiritualidad, no necesariamente asociado a una religión. Da lugar a una apreciación más profunda de las personas y las situaciones que vivimos. Durante el cuidado, favorece la percepción y el disfrute valioso de los pequeños triunfos.
- El humor puede ser un gran apoyo para capear situaciones difíciles y disfrutar de relaciones más cohesivas con nuestro ser querido.
- Conectar con nuestra valentía puede ayudarnos a mantener la decisión y la firmeza. No se trata de no tener miedo, inquietudes y dudas durante el cuidado, sino de decidir afrontarlos aunque estos nos acompañen en el proceso.
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