Susana Donate, psicóloga clínica y neuropsicóloga de la Asociación Parkinson Madrid
La resiliencia en una persona cuidadora se entiende como su capacidad para hacer frente al estrés derivado de la situación de cuidado, sin que su salud física y psicológica se vea gravemente comprometida, ni su funcionamiento habitual alterado. Las personas cuidadoras que atienden a pacientes con enfermedades neurodegenerativas están sometidas a una gran demanda, mucho más si la persona cuidada tiene síntomas de deterioro cognitivo, que es el factor que más estrés añade a la tarea del cuidado.
Sin embargo, muchas son capaces de adaptarse con éxito a la situación de atender a un familiar dependiente.
¿Cuáles son los factores individuales que pueden proteger al cuidador del estrés prolongado?
- Las personas resilientes enfocan su atención en los aspectos positivos del cuidado y refieren un número menor de problemas.
- Tienen una buena sensación de control sobre las situaciones.
- Tienden a comportarse de manera muy práctica a la hora de solucionar problemas.
- Manifiestan una excelente capacidad para controlar pensamientos negativos.
- Fomentan pautas de autocuidado: sueño, ocio, alimentación…
- Se tienen en valor y se quieren.
- Sienten satisfacción con el apoyo social recibido.
- Expresan sus pensamientos y emociones, y los comparten.
Hay que resaltar la relevante labor de las asociaciones en el apoyo del cuidado, ya que, aunque el cuidado implica unas importantes demandas psicosociales, las personas cuidadoras cuyos familiares son socios participativos en asociaciones presentan un menor nivel de sobrecarga percibida y un menor riesgo de desarrollar síndrome de desgaste, depresión y estrés.
Gracias a la colaboración de
