La hidroterapia puede ser una aliada terapéutica para las personas que sufren párkinson, ya que el agua favorece la flotación, la resistencia, la presión hidrostática y un movimiento fluido, reduciendo así la rigidez muscular y algunos de los dolores severos que puede ocasionar esta patología. Además, ayudaría a aumentar la capacidad pulmonar y facilita la relajación.
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