Un reciente estudio publicado en ‘Neurology’ realizado a lo largo de 26 años, asegura que las probabilidades de padecer párkinson son un 35 % más bajas en personas que han tenido un alto nivel de actividad física, principalmente en síntomas como estreñimiento, trastornos del sueño REM, somnolencia diurna excesiva, depresión y dolor.