Autora: Susana Donate, neuropsicóloga clínica
En estos momentos de incertidumbre y cambios provocados por el coronavirus en nuestras vidas necesitamos más que nunca fortalecer nuestra resiliencia para salir a flote y reinventarnos a pesar de las dificultades. Una característica fundamental de la resiliencia es el cambio de la idea determinista del “no puedo hacer nada” por “seguro que alguna cosa puedo hacer”, poniendo a la persona, a sus capacidades y a las posibilidades de cambio y de mejora por delante. Las personas cuidadoras son un gran ejemplo de resiliencia: seguís avanzando con ilusión y fuerza a pesar de las dificultades a las que os enfrentáis día a día.
La resiliencia es una actitud vital positiva pese a las circunstancias complejas, es saber aprender de la derrota y transformarla en una oportunidad de desarrollo personal, de aprendizaje. Nos permite tener fe en el futuro y nos ayuda a superar situaciones difíciles. Es por ello que proponemos 5 formas de favorecer esta capacidad en una persona cuidadora:
- Mejora tu autoestima. Valórate, confía en tus capacidades para resolver problemas y ten una buena visión de ti para reducir tu vulnerabilidad ante las futuras crisis.
- Aprende a afrontar la adversidad. Ten claro qué puedes y qué no puedes controlar. No podemos dirigir nuestros esfuerzos a algo que no depende de nosotros, pero sí nuestra actitud frente a ello. Por ejemplo: no podemos hacer desaparecer esta pandemia pero sí evitar contagiarnos con el lavado frecuente de manos, la distancia social y la mascarilla.
- Realiza actividades que provoquen en ti emociones positivas: alegría, gratitud, sosiego. Te harán sentirte más feliz.
- Sé optimista. Te ayudará en situaciones complejas y mejorarás áreas como la memoria, la inteligencia y tu salud en general.
- Ten unas relaciones interpersonales sanas. Siéntete querido y quiere a otras personas para mejorar tu bienestar.
Y recuerda que no hay biografía sin heridas. Fomenta tu capacidad de resiliencia y cuídate mucho.
Gracias a la colaboración de