Hace 8 años, la vida de José Manuel dio un giro inesperado. A su mujer le diagnosticaron párkinson. A sus 58 años, caminan juntos, preparándose y formándose para adaptarse a los cambios que puedan llegar.
¿Cómo afrontaste el diagnóstico de tu mujer?
Valga el tópico de “no me lo puedo creer, es un error”. Una vez que fue asumido y aceptado por mi parte, dije, “pues manos a la obra, vamos a ocuparnos del asunto”.
¿Cómo vives desde la perspectiva de persona que acompaña a tu mujer el día a día con la enfermedad?
A día de hoy la vida no me ha cambiado mucho en el aspecto laboral, social, familiar, de ocio, etc. He de aceptar que en mi fuero interno pienso que pasará más adelante, pero sin dejar que esos pensamientos me bloqueen. Todo lo contrario, no paramos…
¿A qué retos crees que te enfrentarás en un futuro como familiar de una persona con párkinson?
No me he planteado ningún reto. El futuro es la preparación y formación en el día a día para afrontar lo que venga de la forma más óptima. Eso sí, en el camino habrá dificultades.
¿Cómo crees que los solventarás?
Cuidándome yo. La calidad de mis cuidados y atenciones no serán buenas si dejo de atenderme. “Para ser un buen cuidador, cuídate tu primero” , esto, a rajatabla.
Desde siempre el cuidado de un familiar se ha asociado a la mujer. ¿Crees que existen diferencias entre una cuidadora y un cuidador?
En generaciones anteriores de nuestra cultura la mujer pasaba más tiempo en casa. No tengo mucha información al respecto como para tener una opinión más o menos acertada. Las diferencias que puede haber residen en la forma de ser de las personas y en su relación con las personas bajo su cuidado, independiente de sin son mujer u hombre.
¿Crees que es el momento de romper el estereotipo de la feminización de la figura cuidadora?
Pues probablemente, cada vez veo más cuidadores-acompañantes hombres a mi alrededor.
