La Universidad de Jaén ha detectado en un estudio que el tirasol, uno de los compuestos fenólicos presentes en el aceite de oliva, podría proteger de enfermedades neurodegenerativas como el párkinson, en un modelo animal. Este compuesto reduciría el índice del estrés oxidativo y la agregación de la alfa sinucleína. Además, ayudaría a producir una menor degeneración de neuronas dopaminérgicas.