Según la Dirección General de Tráfico, los síntomas motores, como temblor y rigidez en manos, brazos, tronco y piernas, lentitud de movimientos y alteraciones en el equilibrio y coordinación de una persona con párkinson afectan a la conducción, principalmente en estadíos avanzados. Hasta entonces, si los tratamientos o medicamentos permiten un control de la enfermedad, no hay ningún estudio que les impida conducir.