Gracias a datos facilitados por la FDA, un grupo de científicos norteamericanos han detectado que los agonistas dopaminérgicos podrían aumentar el riesgo de los trastornos de control de impulsos (apuestas, compras compulsivas y/o hipersexualidad). Los investigadores aconsejan, a falta de recabar más información, continuar con estos fármacos y contar cualquier problema a su neurólogo.
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